En el café se gestan las hazañas;
en el café los premios se reparten;
en el café se traman artimañas
sin que los camareros se nos harten.
¡Qué baratos nos salen los jurados-
amiguetes de mesa, copa y puro!
¡Qué solidarios, desinteresados,
ecuánimes y rectos!- os lo juro.
Si no vas al café ya estás perdido.
Cogerse una cogorza en compañía
para ganar es mucho más seguro
que ser el Rilke más empedernido
o escribirte las Rimas día a día
con el rigor más exigente y duro.
Por eso he decidido, cra Obdulia,
que esta tarde me voy a la tertulia.