Qué puedo hacer ahora
cuando la lluvia se derrama
sobre mi cuerpo congelado
con furia y estruendo
y es de noche ya para salir corriendo
hacia la calle.
No tengo llaves,
no recuerdo la dirección,
todo lo he perdido
y al alba retorna el silencio
y mi piel, en el aire caliente,
se ha secado. Poco a poco,
recuerdo los nombres de las calles
y los objetos perdidos
reaparecen.