¿De dónde la locura en nuestras cabezas?
Ves a millones creyendo
y no das crédito a tus ojos. A millones
los ves listos para morderse
la yugular unos a otros porque
no pertenecen a la misma tribu.
Se desprecian unos a otros, reniegan
unos de otros, se asesinan unos a otros. ¿De dónde,
de dónde esa locura en nuestras cabezas?
Los ves negros, blancos, amarillos y de todas las
mezcolanzas. No puede servir de nada. Son
completamente iguales, digamos de cuerpo y alma.
Pobres y ricos, grandes, pequeños, letrados
o analfabetos, cubierta su ropa con las mismas
desvergonzadas pruebas de su ilusión hipócrita.
¿De dónde?, de donde no se puede averiguar.
Mas no tienes que adivinar el resultado:
esto -‘esto’ son los cuerpos- yace alrededor de ti.
Pero ¿qué tiene eso que ver con Rijmenam?
Se está apacible por aquí. Nadie agarra
a otro por el cuello. ¿Y por qué no? Hay abundancia.
Espárragos con bistec, por la noche tele,
cortado a tiempo el césped, a tiempo
copular un poco con la propia compañera o
tomas prestada a alguna, unas habladurías generales
y de noche cerrados los postigos. Locura,
llegarías a jurar que no existes.