Soneto para invitar a María a volver de San Francisco del Río

Si mi vida no es mía, sino tuya,
y tu vida no es tuya, sino mía,
separados morimos cada día
sin que esta larga muerte se concluya.

Hora es que el uno al otro restituya
esa vida del otro que vivía,
y tenga cada cual la que tenía
otra vez en el otro como suya.

Mira pues, vida mía, que te espero
y de esa espera vivo mientras muera
la muerte que, sin ti, contigo muero.

Ven, mi vida, a juntar vida con vida
para que vuelva a ser la vida que era
que la vida a la vida a la vida convida.

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