Epigrama XXXI (Para Casia)

Conmigo, en el amor, mi dulce Casia
es más que Cicerón en la tribuna:
conoce los secretos de la cama,
es entusiasta y única.

Mas su torpe marido
la olvlidó y sólo busca cortesanas de puerto.

Qué sabio fue quien dijo
que no es la amrgarita para el cerdo.

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