La mancha de carmín

Por ser tu boca tanta, tan segura,
y abril tan loco y poco recatado,
yo llegué hasta tu labio desbocado
en busca de tu boca y su aventura.

Y te probé la miel, y su dulzura
dejó mi labio rojo tan manchado,
que mi pañuelo luce hoy un bordado
envidia de la aguja y la costura.

Por ser tu boca tanta y tan esquiva,
se bordó tu inicial en mi pañuelo
con «B» de beso y letras en cursiva.

Y ahora es como un pájaro. Su vuelo
lleva una mancha roja en carne viva
subiendo hacia los aires, hacia el cielo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *