La soledad no sabe

La soledad no sabe
tomar decisiones por su cuenta,
llegar a un acuerdo, por ejemplo,
con su legítima tristeza.

Cuando todo lo perdido
rebrota en la medianoche,
amurallada y vencida
bajo la persistente consigna del frío,
se te acerca con los nervios arrasados,
espera que tú consientas,
necesita una vez más
dormir contigo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *