Un lugar donde poner los pies

He llegado con mis maletas en desorden
-no me espera nadie.
Mis pies son dos extraños
los he arrastrado como perros.
Un paisaje sangriento
sostenido apenas por la escarcha.
Todo perdido.
Tengo 34 despiadados años
manos para amputar lo necesario.
Todavía soy fuerte.

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