El desastre

El ángel de pasión dejó tu casa
con un desorden tal que no sabías
por dónde comenzar: copas vacías,
ceniza por doquier. Y su amenaza

rotunda de carmín: ?En la terraza
te aguardo. Un beso. Adiós?. Tú conocías
la forma de cumplir sus profecías.
Temblaste al recordar: ?Todo lo arrasa

un ángel si al partir te sobrevuela?.
Te diste apresurado a la tarea
de hacerla remontar por tu memoria,
sus manos en tu piel, su duermevela.

Pensaste: ?Si es amor, pues que así sea?
y fuiste a abrir la puerta giratoria.

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